Desde el año 2012 la intercomuna es Zona Saturada por consumo de leña, sufriendo así sus habitantes un elevado índice de contaminación por causa de la calefacción domiciliaria.
La contaminación atmosférica es el principal desafío para la autoridad ambiental en Chile. Hoy 10 millones de personas en el país están expuestas a una concentración promedio anual de MP2,5 superior a la norma. Incluso en el Primer Reporte del Medio Ambiente publicado en el año 2013 se informa, que según la Organización Mundial de la Salud, (OMS, 2004), la contaminación atmosférica es responsable de al menos 4 mil muertes prematuras a nivel nacional. Abordar esta contaminación traería beneficios en salud valorizados en alrededor de 8.000 millones de dólares al año. Esto reafirma la urgente necesidad de establecer una estrategia que entregue los lineamientos, los plazos y las metas para resolver el problema de la contaminación con la mayor celeridad posible.
Se define como “Zona Saturada” como aquella en que una o más normas de calidad ambiental se encuentran sobrepasadas. (Fuente: Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente)
A contar del 2011 el Gobierno Chileno realiza el programa de recambio de calefactores en nueve zonas e intercomunas comprendidas entre las regiones del Libertador Bernardo O’Higgins y Aysén. Aquel año del estreno de esta política ambiental las zonas de Temuco-Padre Las Casas y Coyhaique fueron las únicas favorecidas con la renovación de los radiadores por unos más eficientes, al alcanzar a 519 y 300 familias respectivamente.
A Chillán y Chillán Viejo la medida llegó al año siguiente, cuando el Ministerio de Medio Ambiente la declaró oficialmente como Zona Saturada por humo de leña y para palear la situación se destinaron 390 estufas, las que llegaron a reemplazar a equipos poco eficientes y antiguos. El plan inicial contemplaba mantener vigente el beneficio; sin embargo, en los siguientes años no se invirtió más en esta materia en la intercomuna y no fue sino hasta el año 2016 cuando nuevamente se implementó la iniciativa, esta vez en el contexto de la entrada en vigencia del Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) local.
Según información publicada a inicios de junio pasado por la División de Calidad del Aire del MMA, desde el año 2012 hasta abril último el territorio birregional Bío Bío-Ñuble, en el que se incluyen las comunas de Chillán-Chillán Viejo y Los Ángeles, presentaba la segunda menor cantidad de estufas de recambio del país, con 1.018 aparatos, solo superando en cantidad a Los Ríos (807). Por su parte La Araucanía (6.003), Aysén (5.020) y O’Higgins (1.567), asoman como las regiones con más dinamismo en la política ambiental (ver cuadro aparte).
El propio secretario regional del MMA, Richard Vargas, ha admitido que la lenta ejecución del programa se debe al insuficiente presupuesto que cuenta la cartera, lo que dificulta la gestión del texto.
El ingeniero en Medio Ambiente, Juan Luis Novoa, afirma que los PDA son solo una hoja de ruta donde se consignan las medidas y acciones previstas como necesarias de ejecutar para mitigar y reducir la alta polución por humo de leña. El experto advierte que este tipo de documentos no trae aparejado presupuestos especiales para su aplicación, lo que en rigor lo convierte solo en un cúmulo de buenas intenciones.
Juan Luis Novoa enfatiza que uno de los casos más conocidos de lo poco efectivo que han sido los planes de descontaminación es el de Temuco, donde si bien en marzo del 2016 entró en vigencia su nuevo texto ambiental, años antes ya contaban con uno que no ayudó a reducir la contaminación.
Desde la Seremi del MMA de La Araucanía explicaron que, en su ánimo de obtener presupuesto adicional para el programa de recambio de estufas, el 2015 firmaron un convenio con el Gobierno Regional (GORE), en donde este último garantizó la entrega de $2.000 millones en los subsiguientes dos años. Solo gracias a esos dineros frescos la autoridad ambiental de la cartera en la Región IX pudo potenciar la medida estructural, al punto de convertir a Temuco-Padre Las Casas en la intercomuna con la mayor tasa de reemplazo del país.
Esa misma forma de financiamiento están intentando conseguir la Seremi del MMA del Bío Bío, donde mediante la presentación de un proyecto al GORE están solicitando $3.500 millones, monto que podría cubrir la comprar de casi 4.000 estufas, según los cálculos del titular regional de la cartera, Richard Vargas.
Según el doctor en Medio Ambiente, Luis Díaz Robles, el desfavorable crecimiento de la economía del país en los últimos tres años ha creado un mal ambiente para la batalla contra la polución en la intercomuna; “Difícilmente un Plan de Descontaminación Atmosférica, por muy ambicioso que sea, va a estar respaldado con el presupuesto que se tiene ahora (…); eso implica que las platas que se pensaban cuando partió el PDA, lamentablemente ya no están disponibles o hay que priorizarlas para otras cosas como las catástrofes, aluviones y los incendios que hemos tenido este año por ejemplo y que se han tenido que reorientar porque no hay más”.
Felipe Harboe, senador del Partido por la Democracia (PPD), aseguró que desde la elaboración misma del documento advirtió que este sería un fracaso. El legislador añadió; “Lo dije desde un principio, el PDA lo hicieron para cumplir con la meta de tener 15 planes en Chile, pero no son ambiciosos ni contempló recursos suficientes y ahora estamos pagando las consecuencias de un plan mediocre y sin buen futuro”.
En tanto el parlamentario de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Víctor Pérez Varela, señala que “el panorama del 2018 en materia ambiental podría ser aún peor para la Zona Saturada de Ñuble. Si en la Ley de Presupuesto del próximo año no se incluye de manera clara las platas que se deben asignar para los programas de recambio de estufas y aislación térmica de viviendas, lo que haría peligrar la ejecución de esas medidas”. Advirtió Pérez.